Ésta es una de las principales cuestiones planteadas por la Dra. Rosa Mª Ortega, en el IX Congreso de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), que se celebró en Cádiz del 7 al 10 de noviembre.
Recientes investigaciones han puesto de manifiesto que los hábitos de la población se alejan paulatinamente del ideal teórico. Para la Dra. Ortega, catedrática de Nutrición y Bromatología de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid y participante en la Mesa Redonda ‘Actividad física, hidratación y nutrición saludables’, “el desconocimiento observado en temas de nutrición, es más grave y evidente en temas de hidratación. Con frecuencia las personas no pueden precisar lo que han bebido y tampoco saben lo que deberían beber. La población no tiene conocimiento sobre la cantidad de líquido que deben tomar, y suele consumir una cantidad insuficiente”.
Una de las poblaciones más afectadas por una inadecuada hidratación, o las consecuencias que se derivan de ella, son las personas mayores, ya que “tienen menor cantidad total de agua en el cuerpo, su percepción de sed es menor que la de las personas jóvenes, y sus funciones renales se reducen con la edad, a lo que se suma que beban poco por la incontinencia urinaria”, aseguró la Dra. Ortega. Esta experta en nutrición también advirtió de que al riesgo de no tener una adecuada hidratación, se añade la disminución de la actividad física, “lo que condiciona un deterioro de la composición corporal, un menor gasto energético y mayor riesgo de obesidad y padecimiento de determinadas deficiencias, tanto cognitivas como físicas”.
A pesar de que hacen falta más investigaciones en este campo, la catedrática de Nutrición explicó que lo que sí se conoce es que “la percepción de la sensación de sed no garantiza una correcta hidratación y que las personas mayores pueden presentar con frecuencia una hidratación inadecuada”, lo que ha llevado, por ejemplo, a The International Life Sciencies Institute (ILSI) a establecer que “tomar variedad de bebidas, incluyendo agua, refrescos, leche, té, café o zumo, y aumentar el consumo de alimentos ricos en agua” puede favorecer y mejorar la hidratación de este colectivo.
Ante estas cuestiones, la Dra. Ortega hizo especial hincapié en que es necesario establecer “un orden y una pauta reglada respecto a la ingesta diaria de líquido que resulta conveniente tomar” y, “una referencia para valorar la ingesta de líquidos de los diferentes colectivos, prestando especial atención a las personas de edad avanzada como grupo de riesgo”. 14/11/2012