La coyuntura internacional provocó que se tensionaran los precios de las materias primas y que la seguridad de suministro energético se situase como prioridad en Europa. La compañía señala que el modelo de negocio integrado y el Plan Estratégico 2021-2025 fueron fundamentales para lograr un desempeño positivo en este entorno, al mismo tiempo que impulsaba su transformación y consolidaba su perfil multienergético, con el objetivo de ser cero emisiones netas en el año 2050.
La guerra y las consiguientes sanciones impuestas a Rusia por la Unión Europea tuvieron un impacto directo en los mercados energéticos. Los precios del gas y, posteriormente, del crudo, se incrementaron de manera abrupta durante el primer semestre, acentuando su aumento según se fueron anunciando sanciones a Rusia.
En la segunda mitad del ejercicio, el temor a una recesión económica global y la caída de la demanda cambiaron la tendencia y se produjo un desplome de precios.
Ante esta compleja coyuntura, Repsol reforzó su contribución como servicio esencial para la sociedad con el incremento de sus inventarios en más de 2.000 millones de euros para garantizar el suministro al mercado nacional y la operatividad de las refinerías.
Adicionalmente, realizó un esfuerzo relevante para paliar los efectos que la volatilidad en los precios internacionales de los combustibles pudiera tener en los consumidores.
El compromiso de Repsol con la transición energética se mantuvo en 2022, con la puesta en marcha de diversos proyectos orientados a profundizar en su descarbonización y transformación. En 2022, Repsol invirtió 4.182 millones de euros para avanzar en la transformación de su actividad, un 40 por 100 más que el año anterior.
Para impulsar su perfil multienergético, Repsol tiene previsto realizar una inversión orgánica histórica, de más de 5.000 millones de euros, en 2023. 16/02/2023